jueves, 29 de mayo de 2025

"ESTO SE ACABA CUANDO SE MUERA FRANCO"

No es preciso aclarar que “esto” era todo lo malo. Y para los asaltantes del poder lo sigue siendo. En mi opinión, esta aparatosa caída de máscaras a la que, tristemente, estamos asistiendo confirma que Franco es para ellos, los detentadores de las riendas, una maniobra preventiva de distracción. Durante los últimos años, del caso Begoña para acá, han descubierto su error: no son impunes. Y si lo han sido, se trata de una condición pasajera. Todo, absolutamente todo lo que vienen haciendo en cascada, obedece a una única finalidad: intentar, a la desesperada, cubrirse las espaldas transformado el estado de derecho en un búnker para el blindaje de su suerte. Esa extraña mutación entre moral y psicológica que les hacía sentirse por encima de todo (de la Ley, de la Justicia, y por supuesto de los diques éticos) ha quedado fuera de la Historia. El sentido común, implacable, ha invadido la farsa y la humana comedia ha pasado a divina tragedia para los cómicos.

Al modo de las cortinillas cinematográficas, esta debelación de la pantomima bucanera traerá consigo otra mutación, la social, que nos hará respirar merced al oxígeno del gran logro que nos acarreó el progreso: la información. Sí, porque lo que se abre paso en un campo de batalla devastado por los enemigos de la libertad es la bandera de la transparencia, del conocimiento, llave de la soberanía humana. El homo sapiens es una criatura frágil y poderosa a un tiempo. La inteligencia, que como los antropólogos y los filósofos saben bien es un arma de doble filo, ata y desata. Nos ha tenido atados durante décadas porque nos negábamos a caer en las dos grandes perdiciones del homo erectus: la violencia y el odio. Ni siquiera ahora, que las últimas revelaciones auditivas nos muestran a las claras cómo vivimos colectivamente en el alambre, nos sale del alma quemar contenedores. Eso es oficio de otros, que han estado gobernando hasta hoy. (Ilustración para olvidadizos: el anciano atropellado por uno de esos contenedores que empujaban salvajemente los bárbaros en las calles de Cádiz.) No. La paciencia es el don de la gente de fe, en todos los terrenos. Y en España, pese al exhibicionismo de la locura que nos ataca un día sí y otro también, hay una inmensa masa social de sensatez y respeto hacia la dignidad humana, propia y ajena. Que arriba, salvo el Rey, no les suene eso de nada sólo quiere decir que no son tan listos como se creían y nos ha podido parecer. Son un atajo de desalmados, que durante demasiado tiempo han controlado nuestras mentes y nuestros corazones, o al menos lo han intentado incansablemente. Hasta que han topado con la Benemérita, así llamada no por casualidad. Un puñado de hombres buenos, tanto espiritual como técnicamente, que sólo se deben, por este orden, a la Patria, a la Ley y a la Justicia que la administra, han hecho saltar por los aires la gran pantomima. Los que siguen atribuyendo a Franco todos los males que aquejan a España lo hacen porque nadie mejor que ellos saben que los mayores culpables de esas lacras son ellos mismos y su falta patológica de escrúpulos. Una vez más, luz y taquígrafos es lo único que puede salvar nuestro futuro. Y que cada palo aguante su vela.

jueves, 15 de mayo de 2025

ALEMANIA, POR EJEMPLO

Hablemos de un acontecimiento reciente y significativo: la doble sesión de investidura del canciller alemán. Se habla mucho de las excentricidades, más o menos agresivas, del presidente Trump. La cultura dominante silencia, por el contrario, las salidas de pata de banco de otros líderes siempre que el mutismo beneficie a dicho estatus, el de la izquierda, claro. Lo sucedido en el Parlamento que sus enemigos incendiaron hace ya tanto, aunque no lo suficiente para que aquellos demonios dejen de danzar al igual que las llamas en la mentalidad colectiva de Occidente, es de opereta a primera vista, pero mucho más dramático en potencia. Que la solución a la traición ––una más pero más grave que las otras–– de los socialistas a la derecha moderada que ya no modera nada más que la persecución de la derecha efectiva sea volverse a reunir sobre la marcha para dejar que sean los pasillos los que resuelvan la crisis cuantas veces sea necesario con tal de evitar que la segunda ––tal vez ya primera--­­ fuerza llegue a gobernar recuerda mucho a aquellas asambleas estudiantiles dirigidas por la nomenklatura prosoviética en las que si las propuestas del politburó no salían a la primera se volvía a votar hasta que los equivocados enmendaran su actitud.

Claro que lo acaecido la primera vez en el Bundestag ha sido posible porque el voto era secreto ––¿lo fue también en la segunda vuelta no contemplada en la normativa y no esperada por nadie?––. Los servicios de información internos hicieron un trabajo perfecto, en la línea del germanismo más clásico, para detectar a los rebeldes y convencerles de su error o para captar, a cambio de lo que pidieran, el respaldo de la extrema izquierda. Y todo en horas. Alemania ahonda así en la política conspiratoria puesta en marcha por la UE a instancias del Gran Oriente francés: impedir a toda costa que la única opción denunciadora y demoledora de la estructura de castas que se ha apoderado de las democracias occidentales avance.

Seré agorero ––no lo niego–– pero a mí, que modestamente puedo preciarme de conservar un olfato social e histórico ligeramente por encima de la media, todo esto me huele a crisis continental y tal vez planetaria. La política está desnuda y la única voz que lo señala, en distintos idiomas, se ha convertido en blanco de miradas que acribillan y de insultos que piden a voces su reducción a las mazmorras. Ha ocurrido en Francia, en Rumanía y en Alemania. No hace falta subrayar el peligro que subyace bajo todo esto. Las exclusiones y linchamientos, tratándose además de reprimir a grandes masas, suelen acabar bajo el fragor de los cañones. Hoy sería más correcto decir en manos del bisturí electrónico que facilita la inteligencia artificial. Todo muy "limpio y renovable". El "aborto seguro" de la libertad.