lunes, 3 de julio de 2023

EL ESTRIBO EXTREMEÑO

 A veces, uno siente, como buen pesimista, la alegría de haberse equivocado. No lamento nada que el curso de la Historia me haya quitado la razón en el contenido del artículo anterior. Creo poder afirmar, sin faltar a la verdad, no como otros, que los hechos han cambiado, no yo. Cuando escribí “Justo lo que Sánchez buscaba”, las cosas estaban muy crudas en Extremadura para llegar a un entendimiento entre el PP y VOX. Esto no es un secreto para nadie. Las cartas le sonreían a Sánchez, que veía cómo la jugada de adelantar las elecciones a una fecha que dificultara los pactos entre los dos partidos de la derecha le salía que ni pintada. Evidentemente, lo que de verdad le importaba no eran los ayuntamientos y las regiones, ya perdidos para el PSOE, sino su asiento en el Falcon presidencial, porque de que ambos partidos opositores unificaran criterios o no dependía el Gobierno resultante del 23-J.

¿Qué ha sucedido desde entonces? Aquí sí hay fruta que desgranar. Aparentemente, lo sabemos todo, a partir de la sustanciosísima rueda de prensa —por las respuestas, no desde luego por las aburridísimas y monotemáticas preguntas de los periodistas amaestrados, al servicio unánime de la corrección socialista— en la que una María Guardiola de radionovela y un Ángel-Pelayo Gordillo que hacía con ella pareja digna de Pimpinela arrepentida, dieron la vuelta a lo que parecía una ruptura sin remedio, convirtiéndola casi en un romance con carta de sesenta puntos. Ninguno de los cuales, por cierto, parecía interesar lo más mínimo a unos periodistas que de sus orgullos venían y a sus orgullos iban.

Hay mucho en la cocina de estos acuerdos. Y hay un personaje que, como suele suceder, se ha perdido entre las patas del escenario pero que ha sido la clave de todo. Le gusta aparecer en las fotos con cara de bufón, pero de eso nada monada. Es alguien muy hábil y seductor, una mezcla de arriolas e ivanes redondos. Naturalmente, es “comunicólogo demoscópico” y tiene su empresa. Me voy a guardar muy mucho de citarlo por su nombre, que, por otra parte, ha estado en las redes muy intensamente durante cuarenta y ocho horas, no más. Porque ha sabido desparecer, por el momento, arte de la que depende la supervivencia en los ámbitos en que él se mueve. Para resurgir siempre, es verdad. El joven —ya no tanto— en cuestión ha estado presente en la vida de quien esto escribe, entre bastidores. Pero muy presente. Asesoraba a un político, sevillano como él y como yo, muy influyente en el periódico en el que yo trabajaba y —sobre todo— escribía. Mis lectores saben de mi obsesión con el aborto; o mejor dicho, pro vida. Y puede que haya quien recuerde algunos de mis artículos en dicho periódico atacando la cobardía del PP en esta materia. Cobardía que no ha hecho sino crecer desde entonces, y lo sigue haciendo. Pues bien, mis colaboraciones se fueron extinguiendo hasta recibir la indicación de la calle, momento en que me refugié en este blog.

Me olvidé de todos aquellos lúgubres manipuladores, pero ellos han seguido intrigando, y finalmente, nuestro “comunicólogo demoscópico” —progre, naturalmente, y por si hubiera duda ahí están sus habituales colaboraciones en medios del pesebre— va y salta a la “fama” como el gran obstáculo para el pacto extremeño que sin duda prefigurará el nacional de los próximos años. In extremis, cuando Fernández Vara ya tenía fijada fecha para su investidura, Feijoo ha obligado a Guardiola a defenestrar a nuestro instigador —rescindiendo el contrato que tenía con él—  y de pronto, por arte de birlibirloque, ha surgido de la nada un acuerdo de sesenta puntos, una consejería clave para VOX y la paz con una Guardiola cariñosa y a punto del llanto al reconocer que ha tenido que envainársela y probablemente al recordar hasta qué punto ha sido pelele de su “fontanero”.

Habrá en el PP una tormenta sorda tras lo de Extremadura. Esperemos que las costuras aguanten el temporal, porque el ala socialdemócrata, o simplemente acomodaticia, que es la que manda, no va a bajar la guardia. Y también habrá por parte de los de Abascal, una durísima digestión. No es lo mismo estar enfrente que dentro del edificio en llamas. Pero vuelvo a otro artículo mío reciente, el de la abuela de la Reina y su frase “Si esto lo salva alguien son los de VOX”. Y sobre todo, yo también me cubro de ceniza y me visto de saco, para acompañar a María Guardiola que tanto habló de soberbia, y reconozco que en boca cerrada no entran moscas; o sea, que me equivoqué, afortunadamente, aunque a partir de ahora quede lo más difícil: mantener la humildad por ambas partes… y por la tercera, ésta que escribe, también, porque la Historia es lo menos predecible que existe.

2 comentarios:

  1. "Personajillo" como decía José María García. Y terminan como tienen que terminar. Se irá con Macarena Olona

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  2. El descrito individuo tiene toda la pinta de un intrigante anómico. Muy interesante e ilustrativo el artículo.

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