Acaba de anunciar la secretaria general del Partido Popular
que no descarta una coalición con el PSOE si fuera necesaria. Es de agradecer
esta repentina sinceridad en quienes no han cumplido ni una sola de las
promesas electorales básicas desde que ganaron, con mayoría absoluta, las
elecciones parlamentarias para designar al Gobierno de (lo que queda de) la
Nación. Se veía venir. O mejor dicho, había venido ya este deslizamiento hacia
la izquierda cuya prenda ha sido la retirada de algo tan sensible como la
política antiabortista. En realidad, el gallego que nos preside debió de haber
previsto todo esto desde mucho antes de ganar los comicios. Yo fijaría el
momento de su decisión en marzo de 2004, cuando se dio cuenta de lo fácil que
es perder. Ya dijo Machado —don Antonio, naturalmente—, por boca de su Juan de
Mairena, que en España de diez cabezas nueve embisten y una piensa. Y a
diferencia de los ingleses, que respaldaron masivamente al Gobierno atacado por
los terroristas, aquí ocurrió todo lo contrario. Aquella tarde del día 13,
cuando Rubalcaba aprovechaba la jornada de reflexión para encender los ánimos
pre-revolucionarios de las turbas que asediaban trescientas sedes del partido
todavía en el Gobierno, Rajoy debió tomar nota en su libretita (¿azul?) de
gallego previsor: "No cambiar nada sustancial de Zapatero, por si
acaso". Después, cuando vio las multitudes con las banderas nacionales en
Colón, quiso hacer como Rubalcaba pero al revés, y se adhirió inquebrantablemente
a la lucha por la vida del no nacido. Hasta que tocó acercarse nuevamente a los
socialistas. Podemos tocaba a rebato, y había que crear este "bloque de
salvación de la casta" que se avecina. Total, un ministro menos (ya van
dos), ¿qué más da?
Pero la política, como la historia, como la naturaleza,
parten siempre del horror vacui. La neumática es la primera ley de la física
social. Si el centro-derecha se convierte definitivamente en centro-izquierda
con tal de no perder parcelas de poder, ¿qué se colará en el espacio dejado
libre por la derecha? Me temo lo peor, pero como cristiano no pierdo la
esperanza de estar en un error.
No hay comentarios:
Publicar un comentario