martes, 2 de diciembre de 2014

EL ACERCAMIENTO PP-PSOE

Acaba de anunciar la secretaria general del Partido Popular que no descarta una coalición con el PSOE si fuera necesaria. Es de agradecer esta repentina sinceridad en quienes no han cumplido ni una sola de las promesas electorales básicas desde que ganaron, con mayoría absoluta, las elecciones parlamentarias para designar al Gobierno de (lo que queda de) la Nación. Se veía venir. O mejor dicho, había venido ya este deslizamiento hacia la izquierda cuya prenda ha sido la retirada de algo tan sensible como la política antiabortista. En realidad, el gallego que nos preside debió de haber previsto todo esto desde mucho antes de ganar los comicios. Yo fijaría el momento de su decisión en marzo de 2004, cuando se dio cuenta de lo fácil que es perder. Ya dijo Machado —don Antonio, naturalmente—, por boca de su Juan de Mairena, que en España de diez cabezas nueve embisten y una piensa. Y a diferencia de los ingleses, que respaldaron masivamente al Gobierno atacado por los terroristas, aquí ocurrió todo lo contrario. Aquella tarde del día 13, cuando Rubalcaba aprovechaba la jornada de reflexión para encender los ánimos pre-revolucionarios de las turbas que asediaban trescientas sedes del partido todavía en el Gobierno, Rajoy debió tomar nota en su libretita (¿azul?) de gallego previsor: "No cambiar nada sustancial de Zapatero, por si acaso". Después, cuando vio las multitudes con las banderas nacionales en Colón, quiso hacer como Rubalcaba pero al revés, y se adhirió inquebrantablemente a la lucha por la vida del no nacido. Hasta que tocó acercarse nuevamente a los socialistas. Podemos tocaba a rebato, y había que crear este "bloque de salvación de la casta" que se avecina. Total, un ministro menos (ya van dos), ¿qué más da?

Pero la política, como la historia, como la naturaleza, parten siempre del horror vacui. La neumática es la primera ley de la física social. Si el centro-derecha se convierte definitivamente en centro-izquierda con tal de no perder parcelas de poder, ¿qué se colará en el espacio dejado libre por la derecha? Me temo lo peor, pero como cristiano no pierdo la esperanza de estar en un error.

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