viernes, 6 de noviembre de 2015

JORGE EDWARDS Y LOS SOCIALISTAS SEVILLANOS

El premio Cervantes chileno Jorge Edwards ha estado en Sevilla, para, entre otras cosas,  presentar la nueva edición de su ya clásico "Persona non grata", un testimonio de la experiencia cosechada en la Cuba furiosamente castrista a la que le llevó, como funcionario de Exteriores, una misión diplomática enviada por Salvador Allende. "Persona non grata" ha supuesto más de lo que parece para la historia reciente de nuestro país, y gracias al papel desempeñado por nuestra ciudad en aquellos años irreparables de la efervescente oposición al tardofranquismo. Para nadie es un secreto que el círculo del llamado "clan de la tortilla" (ya saben, la foto de la excursión a los Pinares de Oromana donde estaba el incipiente PSOE democrático que, sí, parecía caber en un taxi) fue llamado por las campañas y las urnas a hacerse con el timón nada más cumplirse la previsible descomposición de UCD. Pues bien, contó Edwars la otra noche en un restaurante heliopolitano, ante un grupo de contertulios, amigos y seguidores que tuvieron el privilegio de escucharle que su libro fue determinante para que España (es decir, el Partido Socialista Obrero Español) no siguiera el rumbo revolucionario que había marcado Fidel para Cuba. Ergo hasta ese momento, tal peligro estaba en el aire de las agrupaciones socialistas. Se lo dijo personalmente Felipe González al escritor, y al cabo de los años una confidencia así resulta sumamente valiosa.
Reveló más secretos e impresiones este octogenario que goza de una salud capaz de digerir sin problemas un buen solomillo antes de acostarse y después de llevarse cuarenta y ocho horas "hablando como un loro borracho". La amenidad de su verbo es tan envidiable como su estómago y su buen humor, que le permite envolver sus trascendentales recuerdos en un papel satinado que los hace siempre gratos. Se refirió a un Allende visionario, que quiso redimir a los desheredados subiendo por decreto un 40 por ciento los sueldos y encomendando a un general, padre de la actual presidenta, el control férreo de los precios. "La consecuencia fue que la inflación subió un 200 por ciento y, como siempre pasa, el pan se vendió por la puerta de atrás, por el mercado negro."
Contó también cómo Castro le retuvo durante tres horas y media la primera noche que llegó a La Habana. "Él habló tres horas"— puntualizó. Y se entretuvo en las dos novelas que lleva adelante simultáneamente —ambas con base en historias reales y sumamente dramáticas. Por supuesto, Neruda fue recurrente en sus intervenciones. Como lo fue Carlos Barral, el editor bohemio que descubrió al "boom" hispanoamericano.
Donde pinchó Edwards —hasta los Cervantes lo hacen— fue en Pemán. Interrogado acerca de su opinión sobre el gaditano, apenas esbozó unas vagas palabras para catalogarlo como intelectual franquista y de derechas.

Fue una velada para pensar en las impresiones de un hombre de letras que también lo fue, a su manera, de estado y que conoce las entretelas de nuestro destino histórico como sólo sabe hacerlo un artista de la escritura. Y es que los misterios acerca de cómo hemos llegado adonde estamos siempre requieren una nueva explicación, pero sólo algunos saben darla.

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