No. No se dejen engañar. El
verdadero referéndum fue ayer, porque en España no hay ni puede haber más referéndum
que el de los españoles, y éstos salieron ayer a las calles —sus calles—,
incluyendo las de Barcelona, portando su bandera para sacar de dudas a los
muchos tibios y neutrales para quienes España ha dejado de existir. Ocurre que
sin España, indivisible, ni los pusilánimes ni los independentistas ni usted ni
yo seríamos ciudadanos, ni tendríamos derechos y deberes ni patria a la que
encomendarnos. Ayer fue cuando España se repobló de españoles, hartos de
quedarse en casa civilizada, educada y cortésmente. Ayer hubo un referéndum en
España. Lo de hoy no es más que una algarada de gente sin nación y sin idea de
quiénes son y dónde están de pie. Triste, sí, muy triste está siendo este día
para todos. Y tal vez nos esperen otros más tristes. Pero el de ayer fue un día
de esperanza, y ésta es lo último que se pierde, si se pierde. Porque ayer mi
impresión era de que no la perderemos. Más bien, tras el rubicón, podría venir
un tiempo de sentido común y unidad nacional que recupere los ideales que nos
hacen hombres libres.
Coda: Para las personas de fe y
para quienes valoren las mejores tradiciones que identifican nuestra
personalidad de españoles, ahí van dos enlaces de enorme interés en las
presentes circunstancias:
No hay comentarios:
Publicar un comentario