sábado, 18 de junio de 2022

REFLEXIONES PARA UNA JORNADA PREELECTORAL

Cuando este artículo vea la luz de Internet, estará a punto de celebrarse en la Catedral de Sevilla la solemne ceremonia de beatificación de veintisiete mártires dominicos, asesinados durante los primeros meses de la Guerra Civil por el grave delito de ser cristianos y manifestarlo. Entre ellos los había de muy diversas edades, unos eran frailes sacerdotes, otros hermanos cooperadores, así como estudiantes, un laico periodista y una monja. Ahorro a los lectores los macabros detalles de algunas de esas muertes cometidas por hordas de milicianos, la mayoría, para más inri, pertenecientes al “Ateneo Libertario” de Almagro, localidad donde tuvieron lugar casi todos los crímenes, aunque también los hubo en Almería y en Huéscar. Para quien sienta curiosidad o por mejor decir interés en conocer las historias con más información, les sugiero que consulten la página web dominicos.org/beatificaciones-2022. En ella encontrarán, amén del testimonio heroico de este puñado de religiosos escogidos por el destino para encontrarse de bruces con el odio a la fe, una buena lección de Historia de España. Ésta sí entra en la cronología capitidisminuida que la ley Celáa autoriza a conocer a nuestros escolares, pero dudo mucho que alguien vaya a enseñar un capítulo así, al menos antes de que caigan los mitos que asocian en el inconsciente colectivo democracia con izquierda.

La beatificación fue aprobada por el Papa en diciembre de 2019, aunque la pandemia ha impedido que se lleve a cabo el acto litúrgico hasta ahora. Asistirán jerarquías eclesiásticas de máximo nivel (prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, arzobispo de Sevilla y maestro general de la Orden de Predicadores). Es la coronación del proceso que declara beatos a unos creyentes cuya sangre derramada sigue dando frutos. Sus nombres se sumarán a los de otros trescientos beatos que acumula la Orden de Predicadores a lo largo de sus ochocientos años de existencia. Estos nuevos tallos de santidad recibirán culto en la iglesia de Santo Tomás de Sevilla, en pleno centro de la ciudad y junto al actual convento de dominicos. Se da una circunstancia ciertamente llamativa y dramática, si se pueden añadir notas de lamento a tan crueles ataques. El convento de la Asunción de Almagro, del cual eran frailes veinte de los mártires, contenía el archivo del histórico convento desamortizado de San Pablo de Sevilla, actual iglesia parroquial de la Magdalena. Dicho archivo poseía documentos desde la misma fundación del principal cenobio dominicano de Sevilla; es decir, desde el siglo XIII. Todo ello se perdió por decisión del “Ateneo Libertario” de Almagro una aciaga noche del verano de 1936, quedando reducidos a cenizas, entre otros muchos vestigios, numerosos expedientes de la Inquisición, que residió en dicho convento hispalense de San Pablo y que ya nunca podrán ser investigados. Por supuesto que al lado de una sola vida sacrificada los papeles son poca cosa. Son lo que cada uno conceda de valor a la cultura.

Todo esto es memoria histórica, como lo es el grueso tomo “Historia de la persecución religiosa en España”, del que fuera arzobispo de Mérida-Badajoz Antonio Montero Moreno, fallecido hace dos días, tras noventa y tres años de fecundísima dedicación pastoral e intelectual. Fue un gran periodista y una persona de trato entrañable, que dedicó al tema que nos ocupa su tesis doctoral. La Biblioteca de Autores Cristianos la editó cinco veces y ya van ¡más de treinta mil ejemplares vendidos! Antonio Montero fue durante once años obispo auxiliar del Cardenal Bueno Monreal en Sevilla. Sin duda, habría asistido gustoso a la beatificación de los mártires dominicos, que engrosan la nómina de ocho mil religiosos asesinados en días ya lejanos pero no tanto como para que se borre el recuerdo y la veneración a sus almas y a su ejemplo. Aunque algunos quieran resucitar sólo nuestros demonios familiares, el santoral vence al tiempo y da fe del poder infinito que destila la Resurrección. Todo ello conforma un buen cóctel para reflexionar en una jornada como la de este 18 de junio de 2022.

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